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El aprendizaje del inglés en la infancia beneficia el desarrollo de un niño al estimular la plasticidad cerebral, mejorar habilidades cognitivas, fortalecer las conexiones neuronales, ofrecer beneficios a largo plazo y promover la empatía. Estas ventajas respaldadas por la neurociencia hacen que el inglés sea una inversión valiosa en la educación de los niños.
Plasticidad cerebral: Durante la infancia, el cerebro tiene una gran plasticidad, lo que significa que es altamente adaptable y capaz de formar nuevas conexiones neuronales. El aprendizaje de un segundo idioma, como el inglés, estimula la plasticidad cerebral y fortalece las conexiones neuronales, lo que puede mejorar la capacidad de aprendizaje en general.
Mejora de las habilidades cognitivas: Estudios han demostrado que los niños que aprenden inglés tienen un mejor rendimiento en tareas cognitivas, como resolución de problemas, pensamiento crítico, flexibilidad mental y habilidades ejecutivas. Estas habilidades cognitivas mejoradas son el resultado de la estimulación y el desafío que proporciona el aprendizaje de un segundo idioma.
Mejora de la memoria: Aprender y recordar vocabulario y estructuras gramaticales en inglés involucra la memoria de trabajo, que es responsable de retener y manipular información en la mente a corto plazo. El uso constante de la memoria de trabajo durante el aprendizaje del inglés fortalece esta capacidad, lo que puede beneficiar el rendimiento académico en otras áreas.
Desarrollo de habilidades lingüísticas: Aprender inglés desde una edad temprana promueve el desarrollo de habilidades lingüísticas avanzadas. Estudios han demostrado que los niños bilingües tienden a tener un vocabulario más amplio y una mayor conciencia fonológica, lo que les brinda una ventaja en el procesamiento y la comprensión del lenguaje.
Beneficios sociales y culturales: El inglés es un idioma ampliamente hablado y utilizado en el ámbito internacional. Aprenderlo desde una edad temprana permite a los niños comunicarse con personas de diferentes culturas y países, fomentando la apertura y la empatía hacia otras personas y su diversidad cultural.
Mejora de la atención y concentración: Estudios han encontrado que los niños bilingües tienden a mostrar una mayor capacidad para enfocar su atención y mantener la concentración en tareas específicas. Esto se debe a que el cerebro bilingüe está constantemente alternando entre los dos idiomas y ejercitando el control atencional.
El pensamiento matemático beneficia al desarrollo de un niño al promover el desarrollo cognitivo, estimular la creación de conexiones neuronales, influir en el desarrollo del lenguaje, desarrollar habilidades visuales y espaciales, fomentar la resiliencia y perseverancia, y cultivar el pensamiento abstracto. Estos beneficios respaldados por las neurociencias aplicadas a la educación subrayan la importancia de incluir las matemáticas en la educación temprana y en el currículo escolar.
Desarrollo cognitivo: El pensamiento matemático promueve el desarrollo cognitivo del niño al estimular habilidades como el razonamiento lógico, la resolución de problemas, la abstracción y la memoria de trabajo. Estas habilidades son fundamentales para el pensamiento crítico y la toma de decisiones en diversas áreas de la vida.
Conexiones neuronales: Las matemáticas estimulan la creación de nuevas conexiones neuronales en el cerebro. Al resolver problemas matemáticos, los niños activan áreas cerebrales relacionadas con el pensamiento analítico y abstracto, lo que fortalece las conexiones sinápticas y mejora la plasticidad cerebral.
Desarrollo del lenguaje: Las matemáticas también influyen en el desarrollo del lenguaje. Durante el aprendizaje de conceptos matemáticos, los niños aprenden a comunicar y expresar ideas matemáticas de manera precisa, lo que contribuye a la expansión de su vocabulario y al desarrollo de habilidades lingüísticas.
Habilidades visuales y espaciales: Las matemáticas implican la comprensión de patrones, formas, tamaños y relaciones espaciales. Al trabajar con conceptos matemáticos, los niños desarrollan habilidades visuales y espaciales, lo que mejora su capacidad para interpretar y comprender el mundo que les rodea.
Resiliencia y perseverancia: La resolución de problemas matemáticos requiere perseverancia y la capacidad de superar obstáculos. Al enfrentarse a desafíos matemáticos, los niños aprenden a persistir, afrontar errores y encontrar soluciones alternativas. Estas habilidades de resiliencia son transferibles a otras áreas de la vida y promueven la mentalidad de crecimiento.
Pensamiento abstracto: Las matemáticas fomentan el desarrollo del pensamiento abstracto, lo que implica la capacidad de comprender y manipular conceptos que no están ligados directamente a la experiencia concreta. Este tipo de pensamiento es esencial en el campo de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), así como en otras disciplinas académicas y profesionales.
Varios estudios respaldan la relación entre el teatro y el desarrollo de las funciones ejecutivas en los niños. Se ha encontrado que la participación en el teatro mejora la flexibilidad cognitiva y el control inhibitorio en los niños, los niños mejoran su autorregulación, atención sostenida, planificación, flexibilidad mental y control inhibitorio. Estas habilidades cognitivas superiores son esenciales para el éxito académico y personal de los niños, y el teatro puede ser una forma efectiva de promover su desarrollo.
Mejora de la autorregulación: El teatro implica aprender a controlar emociones, expresarlas de manera apropiada y regular el comportamiento en el escenario. Estas habilidades ayudan a los niños a desarrollar la autorregulación emocional y el autocontrol, aspectos importantes de las funciones ejecutivas.
Estimulación de la atención sostenida: Participar en actividades teatrales requiere mantener la atención en el guion, las acciones de los demás actores y las señales de escena. Esto fomenta la capacidad de atención sostenida y mejora la concentración, lo cual es esencial para el desarrollo de las funciones ejecutivas relacionadas con la atención.
Promoción de la planificación: El teatro implica la planificación y coordinación de ensayos, la memorización de diálogos y la organización de movimientos en el escenario. Estas habilidades de planificación y organización son componentes clave de las funciones ejecutivas relacionadas con la capacidad de planificar y ejecutar tareas de manera eficiente.
Desarrollo de la flexibilidad mental: En el teatro, los actores deben adaptarse a diferentes roles, escenarios y situaciones en el escenario. Esta capacidad de adaptación y flexibilidad mental ayuda a fortalecer las funciones ejecutivas relacionadas con el cambio de enfoque, la resolución de problemas y la flexibilidad cognitiva.
Refuerzo del control inhibitorio: En el teatro, los actores deben aprender a controlar sus impulsos y esperar el momento adecuado para hablar o actuar. Esto implica el desarrollo del control inhibitorio, que es una función ejecutiva esencial para regular las respuestas impulsivas y tomar decisiones más reflexivas.
Aprender computación enriquece el desarrollo de un niño al cultivar habilidades para el siglo XXI, mejorar el razonamiento lógico y matemático, fomentar la creatividad y abrir oportunidades profesionales. Además, promueve el pensamiento algorítmico, la innovación y el espíritu emprendedor.
Pensamiento lógico y resolución de problemas: Aprender computación básica promueve el pensamiento lógico y la habilidad para resolver problemas de manera estructurada. Los niños aprenden a desglosar los problemas en partes más pequeñas y a desarrollar algoritmos para resolverlos, lo que les ayuda a abordar desafíos de manera eficiente.
Creatividad y expresión: La computación también es una herramienta poderosa para fomentar la creatividad y la expresión. Los niños pueden aprender a programar y crear sus propios proyectos, como animaciones, videojuegos, sitios web y aplicaciones, lo que les permite mostrar su imaginación y personalidad a través de la tecnología.
Habilidades de pensamiento crítico: La computación básica estimula el pensamiento crítico, ya que los niños deben aprender a analizar y evaluar diferentes soluciones posibles. También aprenden a depurar errores y a iterar para mejorar sus programas, desarrollando así habilidades de resolución de problemas de manera efectiva.
Alfabetización digital: En la era digital en la que vivimos, es crucial que los niños sean alfabetizados digitalmente. Aprender computación básica les proporciona las habilidades necesarias para comprender y utilizar las tecnologías de manera segura y eficiente. Esto incluye el conocimiento de conceptos como la seguridad en línea, el manejo de información y la protección de la privacidad.
Oportunidades profesionales futuras: La tecnología está transformando rápidamente el panorama laboral, y las habilidades en computación son cada vez más demandadas. Aprender computación básica desde temprana edad brinda a los niños una base sólida para futuras oportunidades profesionales en campos relacionados con la tecnología, donde se espera un crecimiento considerable.
Competencias transversales: La computación básica también desarrolla competencias transversales valiosas, como la paciencia, la perseverancia, el trabajo en equipo y la capacidad para comunicarse de manera efectiva. Estas habilidades son útiles en diversos aspectos de la vida y pueden contribuir al éxito general del niño.
Empoderamiento y autonomía: Aprender computación básica brinda a los niños una sensación de empoderamiento y autonomía al comprender cómo funciona la tecnología y al poder crear cosas por sí mismos. Les permite convertirse en usuarios activos de la tecnología, en lugar de ser simplemente consumidores pasivos.
para regular las respuestas impulsivas y tomar decisiones más reflexivas.
Investigaciones han demostrado que la danza puede tener efectos positivos en el cerebro y en el desarrollo de las funciones ejecutivas. Por ejemplo, un estudio publicado en la revista Frontiers in Human Neuroscience encontró que la danza mejora la atención, la memoria y el control inhibitorio en niños. Otro estudio realizado en la Universidad de Harvard mostró que la danza promueve una mayor conectividad en las regiones cerebrales relacionadas con la memoria, la atención y la planificación.
Coordinación y equilibrio: La danza requiere movimientos coordinados y un equilibrio adecuado. Estas habilidades motoras ayudan a fortalecer las conexiones neuronales en el cerebro, mejorando la coordinación motora y promoviendo un mejor equilibrio.
Memoria espacial: Los bailarines deben aprender y recordar coreografías complejas que implican una secuencia específica de movimientos en el espacio. Esto desarrolla la memoria espacial, que es una parte importante de las funciones ejecutivas relacionadas con la planificación y la organización.
Atención y concentración: Durante la danza, los bailarines deben estar atentos a la música, a los movimientos de los demás bailarines y a su propio cuerpo. Esto requiere una atención y concentración sostenidas, lo cual es esencial para las funciones ejecutivas relacionadas con el enfoque y la concentración.
Creatividad y flexibilidad mental: La danza fomenta la expresión creativa y la improvisación en movimiento. Los bailarines deben ser flexibles mentalmente, adaptándose a diferentes estilos de danza y explorando nuevas formas de movimiento. Esto fortalece las funciones ejecutivas relacionadas con la flexibilidad cognitiva y la resolución de problemas.
Control emocional: La danza permite a los niños expresar emociones a través del movimiento. Al explorar diferentes estados de ánimo y aprender a controlar sus emociones mientras bailan, los niños desarrollan habilidades de autorregulación emocional, que son una parte esencial de las funciones ejecutivas.
El futbol es una actividad beneficiosa para el desarrollo de las funciones ejecutivas en los niños. Un estudio publicado en el Journal of Sport and Exercise Psychology encontró que los jugadores de futbol juveniles mostraban mejores habilidades de toma de decisiones y memoria de trabajo en comparación con los no jugadores. Otro estudio realizado en la Universidad de Illinois reveló que el futbol mejora la capacidad de atención y la capacidad de cambio de atención en los niños.
Toma de decisiones: El futbol requiere que los jugadores tomen decisiones rápidas y precisas en situaciones en constante cambio. Esto estimula las habilidades de planificación, flexibilidad mental y control inhibitorio, que son componentes importantes de las funciones ejecutivas.
Atención y concentración: Durante un partido de futbol, los jugadores deben mantener la atención y concentración en el balón, los compañeros de equipo y los oponentes. Esto desarrolla la atención sostenida y la capacidad de focalizar la atención en la tarea en curso, lo cual es esencial para las funciones ejecutivas relacionadas con el enfoque y la concentración.
Memoria de trabajo: La memoria de trabajo es la capacidad de mantener y manipular información en la mente mientras se realizan tareas. En el futbol, los jugadores deben recordar tácticas, estrategias y posiciones de compañeros y oponentes en tiempo real. Esto ejercita la memoria de trabajo, que es un componente clave de las funciones ejecutivas relacionadas con la planificación y la toma de decisiones.
Control motor y coordinación: El futbol implica movimientos complejos que requieren coordinación fina y control motor preciso. Al practicar habilidades como el dribling, los pases y los tiros, los jugadores mejoran su coordinación motora y desarrollan conexiones neuronales en el cerebro que son importantes para las funciones ejecutivas relacionadas con el control motor y la coordinación.
Control emocional y trabajo en equipo: El futbol enseña a los niños a controlar sus emociones, manejar la presión y trabajar en equipo. Estas habilidades sociales y emocionales son esenciales para las funciones ejecutivas relacionadas con la autorregulación emocional, la empatía y la toma de perspectiva.
para regular las respuestas impulsivas y tomar decisiones más reflexivas
La música y el canto son disciplinas que Mejoran la memoria, la atención, la coordinación motora, la flexibilidad cognitiva, el control emocional, la autorregulación y las habilidades de trabajo en equipo. Un estudio publicado en Frontiers in Psychology encontró que la formación musical está asociada con mejoras en la memoria de trabajo, la atención y la flexibilidad cognitiva en los niños. Otro estudio realizado en la Universidad de Northwestern reveló que la participación en actividades musicales mejora la autorregulación emocional y la autorregulación del comportamiento en los niños.
Memoria y atención: Aprender a tocar un instrumento musical o cantar implica memorizar notas, ritmos y letras de canciones. Esto estimula la memoria de trabajo, que es una parte esencial de las funciones ejecutivas relacionadas con la planificación y la toma de decisiones. Además, la música requiere una atención focalizada para leer partituras, interpretar correctamente las notas y mantener el ritmo.
Coordinación motora: Tocar un instrumento musical o cantar implica la coordinación de los movimientos de las manos, los dedos, la boca y la voz. Esta coordinación fina mejora las habilidades motoras y fortalece las conexiones neuronales en el cerebro relacionadas con el control motor y la coordinación.
Flexibilidad cognitiva y creatividad: La música fomenta la creatividad y la flexibilidad mental al permitir a los niños experimentar con diferentes estilos, géneros y arreglos musicales. La improvisación y la composición musical ejercitan la capacidad de pensar de manera flexible y adaptarse a nuevas situaciones, lo cual es esencial para las funciones ejecutivas relacionadas con la flexibilidad cognitiva y la resolución de problemas.
Control emocional y autorregulación: La música tiene un poderoso impacto emocional y puede ayudar a los niños a expresar y regular sus emociones. Cantar o tocar un instrumento puede ser una forma de liberar el estrés y la ansiedad, además de promover la autorregulación emocional y el control inhibitorio, habilidades importantes dentro de las funciones ejecutivas.
Coordinación en grupo y trabajo en equipo: Participar en grupos corales, bandas o conjuntos musicales requiere colaboración y trabajo en equipo. La música enseña a los niños a escuchar a los demás, ajustar su ritmo y tono en función de los demás y coordinarse para lograr un resultado conjunto. Estas habilidades sociales y de colaboración fortalecen las funciones ejecutivas relacionadas con el trabajo en equipo y la empatía.
El karate mejora la atención y concentración, el control motor y la coordinación, la memoria y secuenciación, la autorregulación emocional y el control inhibitorio, así como la autoconfianza y la resiliencia. Un estudio publicado en la revista PLOS ONE encontró que los niños que practicaban artes marciales, incluido el karate, mostraban mejoras en la atención y el control inhibitorio en comparación con los niños que no practicaban ninguna actividad física.
Toma de decisiones: El fútbol requiere que los jugadores tomen decisiones rápidas y precisas en situaciones en constante cambio. Esto estimula las habilidades de planificación, flexibilidad mental y control inhibitorio, que son componentes importantes de las funciones ejecutivas.
Atención y concentración: Durante un partido de fútbol, los jugadores deben mantener la atención y concentración en el balón, los compañeros de equipo y los oponentes. Esto desarrolla la atención sostenida y la capacidad de focalizar la atención en la tarea en curso, lo cual es esencial para las funciones ejecutivas relacionadas con el enfoque y la concentración.
Memoria de trabajo: La memoria de trabajo es la capacidad de mantener y manipular información en la mente mientras se realizan tareas. En el fútbol, los jugadores deben recordar tácticas, estrategias y posiciones de compañeros y oponentes en tiempo real. Esto ejercita la memoria de trabajo, que es un componente clave de las funciones ejecutivas relacionadas con la planificación y la toma de decisiones.
Control motor y coordinación: El fútbol implica movimientos complejos que requieren coordinación fina y control motor preciso. Al practicar habilidades como el dribling, los pases y los tiros, los jugadores mejoran su coordinación motora y desarrollan conexiones neuronales en el cerebro que son importantes para las funciones ejecutivas relacionadas con el control motor y la coordinación.
Control emocional y trabajo en equipo: El fútbol enseña a los niños a controlar sus emociones, manejar la presión y trabajar en equipo. Estas habilidades sociales y emocionales son esenciales para las funciones ejecutivas relacionadas con la autorregulación emocional, la empatía y la toma de perspectiva.
para regular las respuestas impulsivas y tomar decisiones más reflexivas
La educación física es una parte importante que promueve el desarrollo integral de los niños. La actividad física, los juegos y deportes de equipo, la coordinación motora y la autorregulación emocional son solo algunos de los aspectos que contribuyen al desarrollo de estas habilidades cognitivas y socioemocionales. Un estudio publicado en Pediatrics encontró que los niños que participaban en programas de educación física mejoraron su rendimiento académico y tuvieron un mayor desarrollo cognitivo en comparación con aquellos que no participaron en programas de actividad física estructurada.
Actividad física y función cerebral: La actividad física regular tiene efectos positivos en el cerebro. Estimula la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, que están asociados con el estado de ánimo, la concentración y la motivación. Además, promueve el crecimiento de nuevas neuronas y fortalece las conexiones neuronales existentes, lo cual mejora el funcionamiento cognitivo, incluidas las funciones ejecutivas.
Coordinación y habilidades motoras: La educación física involucra una amplia gama de actividades que desarrollan la coordinación motora y las habilidades motoras finas y gruesas en los niños. El aprendizaje y la práctica de movimientos y habilidades como correr, saltar, lanzar, atrapar y equilibrarse estimulan el desarrollo del cerebelo y de otras áreas cerebrales involucradas en el control motor, mejorando así las funciones ejecutivas relacionadas con la coordinación y el control motor.
Juegos y deportes de equipo: Los juegos y deportes de equipo en la educación física fomentan el trabajo en equipo, la comunicación, la toma de decisiones y la resolución de problemas. Estas actividades requieren que los niños planifiquen estrategias, coordinen acciones con sus compañeros y tomen decisiones rápidas en un entorno dinámico. Esto fortalece las funciones ejecutivas relacionadas con la planificación, el razonamiento estratégico y la flexibilidad cognitiva.
Control emocional y autorregulación: La educación física proporciona a los niños un entorno para experimentar emociones, aprender a controlarlas y autorregular su comportamiento. Durante la práctica de actividades físicas, los niños pueden experimentar situaciones de competencia, frustración y estrés. Aprender a manejar estas emociones y mantener el control emocional en situaciones desafiantes es esencial para las funciones ejecutivas relacionadas con el control emocional y la autorregulación.
Estimulación cognitiva y mejora del rendimiento académico: La educación física no solo tiene beneficios directos en el desarrollo de las funciones ejecutivas, sino que también se ha demostrado que mejora el rendimiento académico. La actividad física regular aumenta el flujo sanguíneo y la oxigenación del cerebro, lo cual facilita la concentración, la memoria y el procesamiento cognitivo. Además, la educación física puede ayudar a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo, lo que contribuye a un entorno más propicio para el aprendizaje.
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